Elegir los azulejos para una cocina no es una decisión menor. No se cambian cada temporada, como una lámpara o una silla. Una vez puestos, se quedan ahí muchos años. Por lo tanto, más que dejarse llevar por la moda del momento, conviene pensar en cómo convivir con ellos a diario. ¿Qué colores? ¿Qué formas? ¿Brillantes o mates? ¿Lisos o con dibujo? No hay una respuesta única, pero sí algunas pistas que ayudan a tomar decisiones con más criterio… Y menos improvisación.
La cerámica vuelve, pero no como antes
Durante un tiempo pareció que la cerámica quedaba relegada a lo práctico. Algo funcional, sí, pero sin protagonismo. Eso ha cambiado. Hoy, el azulejo cerámico vuelve a tener fuerza en el diseño de interiores. Y no es solo por su resistencia al calor o a la humedad —que sigue siendo imbatible—, sino porque ha sabido reinventarse en estética, texturas y formatos.
Firmas como Ceramic Connection, que lleva años marcando tendencia en el sector, ofrecen piezas pensadas para durar, pero también para emocionar. La premisa es entender que los azulejos para cocina son también parte del carácter del espacio.
Colores que sostienen un espacio (aunque no se note)
El color de los azulejos define más de lo que parece. Si la cocina recibe mucha luz natural, los tonos más oscuros, como verde musgo o azul petróleo, pueden aportar profundidad sin apagarla. Los tonos neutros, como los de un azulejo efecto mármol, ayudan a no cansarse con el tiempo, pero también pueden volverse fríos si no se equilibran bien. En cambio, los colores intensos —un verde salvia, un terracota, un azul tinta— pueden dar personalidad sin necesidad de grandes alardes.
Cómo combinar colores y patrones sin perder el rumbo
La mezcla funciona si se hace con intención. Un suelo con dibujo puede convivir con una pared lisa en tonos claros. O al revés: una franja decorativa sobre el salpicadero puede animar una cocina sobria. Un formato rectangular puede ir en vertical, en espiga o en paralelo. Un hexágono puede cortar con la rutina de lo cuadrado. Y un dibujo sutil puede darle vida a una pared sin robar protagonismo al resto.
Si el suelo tiene un patrón fuerte, mejor dejar las paredes en tonos suaves. Si los muebles son lisos, se puede jugar más con textura o dibujo. Lo importante es pensar en el conjunto, no solo en piezas sueltas. Lo artesanal no está reñido con lo práctico.
Un material que dura… Y que también se cuida
Aunque la cerámica es resistente, también merece ciertos cuidados. No hace falta mucho: una limpieza regular con productos suaves basta para mantener el brillo y la textura. Elegir bien y cuidar lo elegido: esa es la combinación ganadora. Al fin al cabo, las cocinas más inspiradoras no son las más espectaculares, sino las que parecen pensadas para vivir.
Una de paredes blancas con suelo de damero. Otra con azulejos verdes y encimera de madera. O una de líneas puras, con piezas grandes en tono piedra. Son estilos distintos, pero comparten algo: están bien resueltos. En el catálogo de Ceramic Connection hay referencias que responden prácticamente a todos los estilos