PROYECTO: LA MIRATECA.
Esta vivienda es un proyecto resuelto en base a la condición inicial de dar una respuesta opaca a su relación con la vía pública capaz de permitir una mayor intimidad a los usuarios y un funcionamiento interno más cómodo sin la necesidad de estar condicionado por lo que sucede en el exterior.
FOTOGRAFÍAS: ALEJANDRO GÓMEZ.
La ausencia del hueco en fachada implica crear herramientas propias para resolver la organización del programa y solucionar con la misma construcción lo eliminado por la premisa de partida.
La parcela en la que se ubica el proyecto carece de trazas orográficas capaces de condicionar la edificación. Una plataforma artificial creada con anterioridad es el único elemento significativo y el punto donde el esquema se apoya. Tres patios resuelven el funcionamiento de los usos de noche y un espacio exterior configurado por la edificación y las medianeras dotan a un doble espacio de usos comunes de una resguardada zona exterior.
El hormigón permite resolver la rotunda respuesta al exterior del proyecto a la vez que crea la posibilidad de que la edificación se encuentre puntualmente con el terreno, asimilando con naturalidad la orografía artificial creada en la parcela para que haya continuidad entre los diferentes niveles. El hormigón y su propia construcción condicionan la forma de la edificación a la vez que permite moldearse plásticamente para que la transición entre las diferentes alturas sea continua y no fraccionada mediante una ortodoxa superposición de forjados.
En este sentido, la fachada principal se transforma en una gran viga de canto de veinticuatro metros capaz de sobrevolar el terreno, crear bajo ella una zona en sombra y ocultar tras ella los espacios más íntimos del hábitat.
Posteriormente da cabida al acceso mediante una rampa que prosigue con la idea de dar continuidad espacial a los elementos exteriores a la vez que permite, de una manera pausada, contemplar el acceso y su apertura al paisaje de la lejana ciudad. En su encuentro con la zona de día el cerramiento desaparece y se transforma en elementos acristalados de gran formato resolviendo de esta forma una inmediata relación interior y exterior.
El hormigón permite al proyecto no ser una única respuesta y transformarse conforme demande el contexto generado por los diferentes elementos. Siguiendo las pautas marcadas por las austeras líneas de la arquitectura de esta vivienda, el proyecto de interior plantea espacios muy vinculados al paisaje exterior y que, al mismo tiempo, reproducen el sosiego y la tranquilidad que anticipan sus muros.
En su interior la vivienda se ha proyectado con unos ambientes muy cálidos, combinando una paleta de blancos que se complementan con un mobiliario dispuesto de forma muy cuidada.
Las habitaciones se han amueblado de forma minimalista, apostando únicamente por el uso de las piezas imprescindibles y dejando de lado lo superfluo, de modo que se han creado atmósferas acogedoras y limpias, que invitan a la relajación y a la tranquilidad. Una sencillez y depuración que se ha seguido también en los baños, en los que domina el blanco.