PROYECTO: ALEM ARQUITECTURA. ARQUITECTA SUPERIOR: ANA MONTEAGUDO. ARQUITECTO TÉCNICO: ÓSCAR BERNEDO. CONSTRUCCIÓN: RUBÉN RODRÍGUEZ.
Alem Arquitectura recibe el encargo de la realización de un proyecto de vivienda unifamiliar de obra nueva por parte de una joven pareja que deseaba dejar la ciudad para disfrutar de una nueva vida más conectada con la naturaleza. Querían obtener una vivienda moderna y cómoda a la que pudieran llamar hogar.
FOTOGRAFÍAS: LUPE CLEMENTE.
Su labor comenzó asesorando en la compra de la parcela ideal, en busca de un entorno consolidado, conectado a servicios, con suficiente intimidad respecto a los vecinos y priorizando una buena orientación solar. La parcela seleccionada cumplió con los requisitos mencionados, presentando una forma rectangular, una superficie de 1.000 m2 y un leve desnivel hacia el sur, donde se ubicaba el acceso desde el vial público.
Aunque los clientes expresaron inicialmente su deseo de una vivienda exclusivamente en planta baja, tras la visita a la parcela se identificó la posibilidad de obtener vistas hacia la sierra norte de Madrid, orientadas hacia el oeste. Por lo tanto, se decidió plantear todo el programa en planta baja y diseñar un estudio en la planta primera, ubicado en un espacio abierto y conectado a la sala de estar, para poder disfrutar de las vistas panorámicas.
La forma de implantación en la parcela fue definida por la optimización del espacio exterior, la protección de la privacidad con respecto a los vecinos y la orientación solar. Por tanto, se ideó una casa en forma de L, diseñada para abrirse hacia el porche del jardín, donde se ubicaría la piscina.
Además, se reflexionó sobre el estilo de vida contemporáneo suburbano, con la necesaria conexión a la capital por motivos laborales y la búsqueda de paz y tranquilidad en el hogar. Así, se propuso una serie de filtros horizontales, como barreras que permitieran dejar atrás el estrés diario y entrar en el espacio íntimo del hogar. El acceso se concibió como un recorrido, una «promenade architecturale», donde gradualmente se experimentaría una sensación de calma y disfrute sensorial.
En el primer nivel o filtro se encuentra el garaje, con un porche cubierto exterior. Los vehículos quedan ocultos a la vista desde la vivienda, pero el acceso es cómodo para los desplazamientos diarios. El segundo filtro alberga la zona de instalaciones, taller y trastero, que aíslan la parcela de las vistas del vecino colindante al este y prestan servicio al jardín. El tercer filtro acoge la parte más social de la vivienda, con salón, cocina y comedor integrados en un único espacio. Se buscaba amplitud, luminosidad y confort para el día a día, considerando la importancia que los clientes otorgaban a las reuniones con familiares y amigos.
El comedor se posicionó como el centro del espacio, la cocina como lugar de interacción y el salón con sofá esquinero como zona de relajación. Este bloque está conectado con el porche exterior mediante puertas correderas con instalación galandage, que se ocultan en el interior del muro de fachada, permitiendo una apertura total de dos metros cada una.
El último filtro comprende el área de dormitorios, más privada pero aún conectada con el exterior, disfrutando de la luz natural y del jardín en todas las estancias. El dormitorio principal se sitúa al final del pasillo, para mayor intimidad, y cuenta con un baño abierto equipado con bañera exenta, ducha y lavabo de obra con microcemento. También dispone de un vestidor abierto en forma de U, diseñado meticulosamente para almacenar las pertenencias de la pareja. Los dormitorios 2 y 3 se diseñaron como un espacio que puede dividirse si hay visitas o utilizarse como un único dormitorio con área de juegos infantil.
En el centro de la «L» se encuentra el elemento escultórico por excelencia que une y articula ambos espacios: una escalera de hormigón vista y abierta. Desde la cimentación, surge la losa continua de hormigón armado con peldaños quebrados que va delineando el recorrido hacia la planta primera. Un detalle con peldaños compensados en madera permite ganar altura en el primer descansillo, de modo que la escalera tape el espacio para alojar el televisor.